He viajado pocas veces fuera de España, y aunque la geografía española me la conozco bastante bien, lo cierto es que mis viajes al exterior se pueden resumir en: París (dos veces), Londres y la semana pasada, Nueva York. Y estas pocas veces han tenido un denominador común: Embutidos.
A París me llevé unos fuets y me hice unas fotos con ellos en la cima de la Torre Eiffel, en Londres me comí dos embutidos tarradelianos en Hyde Park y claro, Nueva York no iba a ser menos. Aunque la gran manzana tenía un enorme problema, las aduanas. Legalmente no es posible pasar carne, fruta o alimentos frescos por las aduanas. Esto es algo bastante serio ya que si se intenta puedes meterte en un lío. Además, los detectores y los perros ya están avisados y indagando por la red encontré incluso la historia de un hombre que se comió un bocadillo de jamón en España y los perros de seguridad del aeropuerto lo detectaron. Así que decidí que lo mejor era no jugármela. Pero yo siempre viajo con embutido, preferiblemente fuet.
En realidad esta photo tiene Photoshop. No era «ese» salchichón.
Exacto, esa foto fue tomada desde el piso 86 del Empire State Building, el edificio que ahora mismo ocupa el primer lugar en la carrera hacia las alturas neoyorkina. Subí allí como pude (eso es otro post :P) y al llegar arriba no me lo pensé! Chorizo fuera! En la foto se puede ver el sur de Manhattan, todo el distrito financiero y en pequeñito (muy pequeñito) a la derecha la Estatua de la Libertad que, por cierto, también tuvo su foto con el famoso chorizo.
Conseguir el chorizo no fue tan fácil como debió. En EEUU no tienen demasiada tradición de embutidos, allí la hamburguesa, las costillas, las salchichas de frankfurt (hot dogs) y el pollo frito son instituciones nacionales pero de jamón, chorizo, fuet o mortadela ya entienden menos. Como mucho, jamón cocido para un sandwich. Por eso, antes de irme estuve buscando tiendas de sausages pero no encontré nada que me diera mucha confianza. Así que me la jugué, buscaría allí algo al llegar. Por suerte, en el pequeño mercado de la Central Station había una tienda de embutidos. Así que entre delicias de chocolate, frutas exóticas y demás contenidos selectos, me compré el chorizo más barato que tenían. Sin picante please.
Ya se qué foto utilizar para el cartel del año que viene cuando vengas al FIMP xDDD
@fooly_cooly jajajaja Eso espero!
Jajaj y si por lo general una de las mejores cosas que tiene viajar es conocer las comidas típicas y tradicionales de esa ciudad o país.
Se ve que tenias hambre o estabas tentado por un chorizo, aca en mi pais se llama salame… Hay de todo tipo, gustos, colores y tamaños…. jajajja…… :D
La verdad es que el hecho de llevarte embutido a donde quiera que vayas es todo un puntazo. Yo, a mi último festival de música (en Bélgica) me llevé 6 ristras de chorizo, y es una hemorragia de placer comer chorizo a mordiscos.
Me gusta mucho tu blog, me pasaré más por aquí.
PD.: Yo también escribo un blog, échale un vistazo si te apetece.
Hola Pau, pues la verdad es que lo de los embutidos (fuets, sobre todo) empezó como idea para tener algo rápido que comer en cualquier sitio y ha terminado siendo un punto clave en cada viaje xD Ya he ido a París, Londres, NY, Berlin e Islandia (aún sin publicar) con ellos: https://engeneral.net/tag/embutidos-viajeros